17/5/21. Tras ya dos semanas aquí, en Catania, puedo decir que como toda nueva aventura los comienzos son duros y mis sensaciones no fueron buenas, quizás    venia con unas expectativas demasiado altas acerca de la ciudad y la realidad no era así. Catania es una ciudad propiamente universitaria y muy rica en patrimonio, también se ve que está desgastada por el paso de los años y parece que esta vieja y dejada. Lo más importante es que nunca perdí, por así decirlo, la ilusión de seguir descubriendo lo que te ofrece la ciudad, y por eso, poco a poco, me he ido acostumbrando a ella y a sus ciudadanos, con sus dialectos y costumbres.

Una de las ventajas que me ha traído este viaje es la gran suerte de vivir en una de las arterias principales de la ciudad (Vía Etnea), lo que me ha permitido poder moverme por toda la ciudad con enorme facilidad, es una ciudad como bien dicen sus habitantes en donde siempre puedes llegar al mismo punto, sin necesidad de recorrértela entera.

Por otro lado, si hablamos acerca de mis prácticas, estoy trabajando en un B&B pequeñito con tan solo cinco habitaciones, situado en un lugar muy céntrico. Mi jefe es estupendo y muy cercano. Algo que me gusta mucho de él es que desde el primer día me dio la oportunidad de aprender el oficio de recepcionista y me ha dejado practicarlo con confianza, y eso te da mucha libertad y mucho margen para ir mejorando y hacerte con el trabajo rápidamente.

Por el momento el turismo es interior, pero hay mucho trabajo por hacer, aunque si bien es cierto tengo mis puntos muertos durante el día. Espero que lo que me queda de estancia mejore un poco la llegada de turistas, ya que por fin podemos decir que pasamos a zona amarilla, esto significa que podrá venir turismo interior y exterior a Catania, lo que me da mucha alegría.

Para finalizar os dejo dos de mis fotos preferidas, una es mi sitio favorito de aquí de Catania y otra una de las bellas calles por la noche.

ANDREA

Calle vista desde la Piazza Duomo
Villa Bellini