26.5.22. Nuestras prácticas ocupan las mañanas, pero por la tarde sacamos tiempo libre para pasear y conocer las diferentes zonas de esta maravillosa ciudad. 

Desde el centro, Eyre Square, nos encontramos con una de las dos calles principales: la de las compras. Es una calle amplia en la que normalmente podemos encontrar a gente tocando; Ol’ times es una de las bandas que más muchedumbre suele atraer. 

Al final de la calle hay una bifurcación; a la izquierda tenemos la calle de los restaurantes (Quay Street) que enlaza con el Spanish Arc (aún no entendemos el porqué del nombre porque realmente no está relacionado con España); mientras que a la derecha tenemos una callejuela lateral a la catedral de San Nicolás en la que todos los fines de semana hay mercado (de comestibles los sábados y de artesanía los domingos).  

Puedes encontrar pub´s en cualquier parte de la ciudad, pero cruzando el puente desde la zona central y dirigiéndote al otro lado de Galway, encontrarás unas calles repletas de bares, pubs y ambiente de fiesta. Es imposible pasear por allí y no encontrarte con alguien conocido.  

El tiempo no siempre acompaña para estar por fuera, y precisamente por eso, cuando el más mínimo rayito de sol asoma, la gente de aquí busca planes para sacarle el máximo partido.  

Uno de las características más llamativas de Galway es que está dividido por el río Corrib, que a su vez tiene una especie de isla en el medio (La isla de la Monja). La ciudad está por tanto repleta de puentes y de espacios verdes a la vera del rio en la que la gente aprovecha para quedar con sus amigos a charlar o hacer pequeños picnics.  

Y con esto solo me queda por hablar de las zonas costeras: la zona del puerto tiene unas vistas preciosas y está lleno de cisnes y muchas otras aves. Es el punto de partida de un paseo de media hora que bordea toda la costa hasta llegar a Salthill. En los días claros, se pueden apreciar incluso las casas de las Islas Aran en el horizonte, por lo que es un plan muy apetecible, si no fuera porque el viento es siempre terrible en esa zona. 

Salthill es un barrio con unas vistas privilegiadas y la presencia de unas pequeñas playas. Íbamos con la idea de al menos meter un pie en el agua, pero por el momento no se nos ha logrado. Eso sí, para nuestro horror, aquí la gente se baña independientemente del tiempo que haga y de la temperatura del agua.  

Recorrer todas las zonas es una actividad maravillosa, sobre todo si como nosotras eres fan de la fotografía.  

See you. Carla e Imane