CHARLA-COLOQUIO
¿CÓMO PODEMOS LAS FAMILIAS ENSEÑARLES A DECIR NO?

 

IMPARTIDA POR: GREGORIO VERANO RODRÍGUEZ, RESPONSABLE DEL PROGRAMA DE CONSUMO Y CIUDAD SALUDABLE DEL AYUNTAMIENTO DE AVILÉS

Comienza la charla definiendo la palabra DROGAS como sustancias químicas legales y no legales consumidas por los seres humanos, que provocan tolerancia, dependencia y síndrome de abstinencia.
Algunas de ellas son: alcohol, tabaco, cannabis, anfetaminas, éxtasis, heroína, marihuana, LSD  y un largo etcétera.
Según una encuesta realizada a estudiantes entre 14 y 18 años, las que más se consumen son el alcohol (74%), el tabaco (32%) y el cannabis (26%).

Vivimos en un país, donde el consumo de alcohol, se convierte en cultura pues todos los acontecimientos se celebran alrededor del alcohol.
Ahora bien, en el año 2010, se consume menos en todas las sustancias, que hace diez años.
Es significativo que las chicas consumen más alcohol y tabaco que los chicos.
La edad de inicio es la respuesta a la pregunta ¿a qué edad consumiste por primera vez una sustancia?. Respuesta que se sitúa en torno a los 13,5 años, en el caso del tabaco; de 13,7 años, en el caso de las bebidas alcohólicas; y 14,7 años en el caso del cannabis.

En este sentido, el tabaco es la droga más significativa pues, en el 2004, su consumo rondaba el 21,5% de los estudiantes y en el 2010, el 12,3%.

La percepción del riesgo que tienen los jóvenes sobre el tabaco está muy generaliza pues más del 90% consideran que éste puede provocar muchos problemas de salud.

Alrededor de los 22años, empieza a bajar el consumo de alcohol hasta alrededor de los 30 años que prefieren comer bien antes que beber mucho.

Durante la adolescencia, el ser humano, deja de ser infantil y se convierte en persona adulta que cambia cada pocos años.
Nuestras hijas e hijos se parecen muy poco a nosotras y nosotros, cuando éramos adolescentes.
A estas edades les falta madurez,  la cual se obtiene con experiencia, de la cual carecen.
La adolescencia, es una etapa que depende de varias características:
•    Cambios físicos (estatura, figura, vello…)
•    Cambios emocionales (hormonas, cambios rápidos en su estado emocional, gran necesidad por la privacidad, tendencia a ser temperamentales y preocupación por el futuro)
•    Cambios mentales (razonar para resolver problemas, anticipar las consecuencias, considerar distintos puntos de vista y reflexionar sobre lo que pudiera ser).
Por ello, son autenticas esponjas de lo que pasa a su alrededor y gracias a estos cambios mentales, la adolescencia de hoy en día es diferente a la de hace años. Ello da lugar a la convivencia con unos individuos que no entendemos.
El gran problema de la adolescencia con sus familias es la comunicación o la falta de ella pues, normalmente, la adolescencia escucha y las personas adultas hablamos  ya que tenemos más experiencia.

Debemos tener paciencia para escucharles cuando estén dispuestos a hablar y no hacer interrogatorios, pues es la base de una buena comunicación para cuando empiecen los problemas.
Hay que dejarles hablar de lo que les preocupa y de lo que les interesa.
Salvo excepciones, lo que más preocupa a las familias es el tema de los estudios y las calificaciones y, sin embargo a la adolescencia, el recreo. Concluyendo, para ser madre o padre de adolescente se necesita establecer una buena comunicación sin emitir juicios de valor, sobre todo a sus amistades, salvo que la adolescencia nos pida nuestra opinión.
Ejemplo: ante una pregunta, se les devuelve la pregunta, pues a esta edad ya tienen herramientas mentales para reflexionar.

Los problemas más habituales en la adolescencia son:
•    Uso de alcohol o drogas
•    Problemas de aprendizaje, lo cual tiene que ver con los centros educativos.
•    Depresión y suicidio.
•    Desórdenes alimenticios como la anorexia y la bulimia, que se dan en ambos sexos.

PISTAS PARA QUE LAS FAMILIAS OBSERVEN QUÉ CONSUMEN

Si todas las características que se enumeran y algunas más se van sumando unas a otras, es decir se juntan, probablemente el o la adolescente esté consumiendo drogas:
    Se muestra aislado, deprimido, cansado y descuidado.
    Muestra demasiada hostilidad, falta de cooperación y nunca cumple el horario.
    Obtiene bajas calificaciones
    Cambia sus rutinas de sueño
    Empeora sus relaciones familiares y rehúsa hablar de la escuela, las actividades, las amistades…
    Tiene problemas de concentración y olvida las cosas.
    Tiene los ojos rojos y la nariz congestionada sin resfriado.
    Desaparece dinero en casa…

Si consumen, la reacción familiar  tiene que ser de mucha paciencia, sin montar bronca pues será tiempo perdido para avanzar.
Si los canales de comunicación no están rotos, se pregunta y, en la mayor parte de los casos, no ocurre nada si no son consumidores habituales.
En el caso de no poder con la situación, hay que buscar ayuda externa: psicólogos, salud mental, orientadores…
La mayor parte de la juventud pasa por un periodo complicado entre los 14 y los 16 años más o menos. A partir de esa edad, en general, tiene una inserción social buena.

Se abre turno de preguntas:

    Una persona pregunta sobre la privacidad a esta edad.
El ponente responde que la educación no debe perderse pero que tengamos en cuenta que somos responsables de la educación de menores de edad.

    Otra persona pregunta dónde está el punto de hablar más o menos ante una información
La respuesta del ponente es que hay que hablar sin sentenciar, hacer preguntas a sus preguntas y sacar información. Mostrar preocupación por lo que nos cuentan pero al cabo de un día o más para que pregunten y es, entonces, cuando contestamos.
La cuestión no está en lo que hacen sino en cómo manejamos la información que nos dan. Y la manipulación emocional, a estas edades, es lícita.
Hay determinadas cosas que no son negociables como el horario y las actividades.