RESUMEN DE LA CHARLA ENMARCADA EN LA ESCUELA DE FAMILIAS DEL I.E.S. “LA MAGDALENA” AVILES

 “A EDUCAR TAMBIÉN SE APRENDE

Realizada el día 19 de marzo de 2013  con la colaboración de Oswaldo López Álvarez (orientador del Instituto de Educación Secundaria “La Magdalena”).

Comienza la charla diciendo que este tema es un poco problemático pues nos toca la fibra como padres y madres que somos.

Lo OBVIO es que nuestros hijos e hijas no vienen con manual de instrucciones, por lo tanto es necesario aprender a educar.

Solemos ser esclavos de la educación que hemos recibido y, como nos consideramos buenos hijos y buenas hijas, pensamos que lo hacemos bien. Esto no significa que no sea verdad pero los tiempos cambian y, por ello, hay que cambiar algunos parámetros.

Por tanto, ES NECESARIO aprender a educar y ES POSIBLE HACERLO utilizando mucha lógica, algo de intuición, una buena dosis de paciencia, algunos consejos de especialistas, y envolviendo todo ello está el cariño; pues, cuando se hace con cariño, las cosas pueden salir bien o pueden salir mal, pero todo se perdona.

Dice Oswaldo: llega un momento en que lo que nos queda  es cruzar los dedos, rogar al destino y desear que, lo que hemos intentado, salga bien. Pone de ejemplo la primera noche que salen nuestros hijos e hijas y lo mal que lo pasamos como padres y madres.

Llega el momento de estructurar la sesión en dos puntos importantes:

 1-    ¿Cómo discutir, discrepar y resolver los conflictos sin perder autoridad?

2-   ¿Qué debo enseñarles hoy a mis hijos e hijas?

Antes, nuestros padres y madres tenían la preocupación de que la educación se basaba en el saber. Hoy en día, las cosas han cambiado pues saber desenvolverse hoy es muy distinto a cómo se hacía hace 30 años. Es por ello que algo tendremos que cambiar.

Para empezar señala un refrán que le recomienda aplicar a todos los presentes: “QUIÉREME CUANDO MENOS LO MEREZCO PUES ES CUANDO MÁS LO NECESITO”.

Para resolver la primera de las cuestiones, se abordan tres aspectos:

a)    Adolescencia y discusiones familiares

Son palabras de un filósofo griego (Aristóteles) las siguientes:

” Cualquiera puede enfadarse. Pero enfadarse con la persona adecuada, en el grado exacto, en el momento oportuno, con el propósito justo y del modo correcto, eso, ciertamente, no resulta tan sencillo.”

 

El ponente anima a las personas asistentes a rellenar un  breve cuestionario en el cual se hacen preguntas como: ¿De qué discutía con mi padre y con mi madre?, ¿Cómo acababa todo?, ¿Qué es lo que creo que mereció la pena?

Y después se contesta también a las preguntas: ¿De qué discuto con mi hijo y/o con mi hija?, ¿Cómo acaba todo?, ¿Qué es lo que creo que merece la pena?

En realidad, los temas suelen ser los mismos: horarios, tareas, estudios, apariencia física, amistades…

En este punto, una persona de las asistentes pregunta: Cuándo lo que nuestro hijo o nuestras hijas piensa es distinto a lo que pensamos las familias, ¿cómo se hace?

El ponente responde: argumentando, es decir: suscitando los temas pues nos interesa saber lo que piensan y fomentando su opinión. Hay temas que surgen una y otra vez por lo tanto, revisaremos nuestras posiciones e intentaremos evitar contradicciones. Se trata pues de ayudarles a que vayan construyendo su propia concepción de la vida.

Hay que hacerles pensar y que todo aquello que hemos trabajado desde pequeños, dé sus frutos pero hay que cruzar los dedos y esperar.

La esperanza es que la educación que han recibido dé sus frutos.

Otro asistente a la charla apunta: “Si está lloviendo, no dejes a tu hijo en casa, dale un paraguas y que salga.”

 

b)   Aprender a discrepar sin perder la autoridad

En ocasiones, tenemos la sensación de que nuestros hijos e hijas no nos escuchan. Es importante discrepar pero argumentando.

Se plantea un ejemplo: Una madre desea ser ayudada en las tareas domésticas.

Los argumentos de los padres son: “todo el mundo en esta familia tiene que asumir su parte de responsabilidad para que la casa funcione bien.

Los quehaceres se terminan antes si todos ayudamos.

Mejor que ayudes ahora si quieres luego ir a dar una vuelta, Si saliera de ti, no tendría que pedírtelo”.

Los argumentos de los adolescentes son: “la madre eres tú, forma parte de tu trabajo. No tengo tiempo de ayudarte ahora. No me digas cuando tengo que ayudarte, ya te ayudaré cuando pueda hacerlo. Esto no es justo, siempre me estás pidiendo ayuda a mí, eres demasiado exigente”.

 

Es importante cultivar desde la infancia el gusto por el orden. Cuando los grupos son heterogéneos, la discrepancia está servida porque da lugar a cambiar posiciones y enriquecerse.

 

C) Modos de resolver los conflictos

El conflicto es inevitable y educativo. Todos debemos ceder pero cada vez es menos frecuente que nuestros hijos e hijas cedan según crecen. Cuanto más pequeños son mejor aceptan nuestros criterios pero en ocasiones los padres y madres pensamos que no hay quién pueda con ellos y ellas.

Es necesario buscar una solución al compromiso para un funcionamiento saludable pero en ocasiones hay familias que aplazan los problemas en vez de buscar una solución. Son más frecuentes en familias con chicos que con chicas.

Por lo tanto, está claro que debemos  plantear unas normas claras, unos límites precisos y una flexibilidad controlada.

 

 

Para responder a la segunda pregunta, debemos regresar al pasado. En nuestros tiempos de estudiantes, el profesorado era la principal fuente de saber y por ello se educaba la profesorado para que fuese un pozo de sabiduría que intentaba transmitirnos. Hoy en día, el conocimiento está a tres clics de ordenador por ello las necesidades son básicamente otras.

Hoy en día, necesitan desarrollar las competencias básicas que la vida les va a exigir. Es decir necesitan adquirir conocimientos y habilidades que les permitan resolver las tareas de la vida real que les capacite para ser más cultos, libres y responsables. A nivel europeo se consideran las siguientes competencias:

 

  1. Competencia lingüística (en español y en un idioma extranjero)

  2. Competencia matemática (para la vida cotidiana)

  3. Conocimiento e interacción con el mundo físico (hábitos de salud, consumo, medio ambiente, uso de recursos, cuidado del patrimonio, cuidado de sí mismos, de los demás y del entorno)

  4. Competencia digital y tratamiento de la información

  5. Competencia social y ciudadana (respeto, responsabilidad, participación social…)

  6. Competencia cultural y artística (expresión creativa, gusto por el arte y la cultura, apreciación del patrimonio…)

  7. Competencia para aprender a aprender( motivación, autoevaluación, inicio del aprendizaje y posterior autoaprendizaje)

  8. Autonomía e iniciativa personal (toma de decisiones, autoestima, autocrítica, control emocional, aprendizaje de los errores…) Hay que darle más protagonismo al alumnado.

  9. Añadamos una más: Competencia emocional (manejar sentimientos, emociones, habilidades de autocontrol…) Esta competencia debería envolver el resto de competencias.

 

Como madres  y padres debemos dirigir nuestra atención hacia todas estas competencias.

 

Termina la sesión de la ponencia tomando un café o refresco con pastas, según preferencias.

 

 

 

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